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Capítulo 43.

La sala en la estación de policía era pequeña y fría. Jungkook y Seokjin estaban sentados frente al cubículo de Hoseok, quien revisaba sus notas con expresión grave. El aire en el lugar estaba cargado de tensión; el sospechoso había sido capturado en el edificio antes de que pudiera huir.

—Lo que necesitamos ahora son sus declaraciones completas —dijo Hoseok, levantando la vista hacia ellos. Su tono era firme, pero no carente de empatía—. Cada detalle cuenta.

Jungkook asintió, respondiendo con calma y precisión a cada pregunta. Describió lo sucedido desde el momento en que el atacante lo había acorralado hasta la intervención oportuna de su amigo. Su voz era controlada, pero la tensión en sus hombros revelaba lo que estaba reprimiendo. Seokjin, por su parte, habló más rápido, su voz aún impregnada de la adrenalina del momento.

Cuando terminaron, Hoseok cerró su libreta con un suspiro.

—Gracias. Esto será útil para el caso.

Seokjin se inclinó hacia adelante, frunciendo el ceño.

—Oiga, ¿pero ustedes por qué no han hecho nada? —preguntó, su tono cargado de frustración mientras miraba al oficial—. ¡Alguien lo está persiguiendo y casi lo matan!

Hoseok levantó la mirada.

—Estamos trabajando en ello —respondió con un tono más cortante.

—¡Pues no parece! —exclamó, alzando un poco más la voz—. Desde lo que pasó en su boda ni siquiera han hecho algo para protegerlo o encontrar al responsable. Ni siquiera estoy seguro de que ese mafioso sea el verdadero culpable.

Hoseok iba a responder, pero Jungkook interrumpió antes de que la situación se intensificara.

—Ellos hacen lo que pueden, Jin —dijo con calma, como si quisiera cerrar el tema.

—¡Por supuesto que no! —replicó, volviendo su atención hacia su amigo—. Podrían asignarte oficiales para protegerte, pero no lo hacen.

Hoseok y Jungkook intercambiaron una mirada rápida, apenas perceptible, pero suficiente para que Seokjin lo notara.

—Es porque yo no he querido —dijo Jungkook finalmente, su tono tan sereno como contundente—. Me han ofrecido esa protección, pero no la acepté ni lo haré.

Kim lo miró incrédulo, su frustración aumentando. Antes de que pudiera decir algo más, Hoseok se levantó de su asiento.

—Gracias por su tiempo. Mantendremos contacto si necesitamos algo más. Ahora pueden irse a casa.

La conversación había terminado, pero la tensión persistía mientras Hoseok abandonaba la sala. Seokjin soltó un bufido y giró hacia Jungkook, su ceño profundamente fruncido.

—¿Acaso eres un zopenco o qué? —dijo con enojo—. ¿Por qué no quieres la protección de la policía?

—Vámonos —fue todo lo que respondió antes de levantarse y caminar hacia la salida.

Mientras bajaban las gradas de la entrada, Seokjin intentaba contener sus emociones, pero estas lo dominaron.

—¿Qué pasa? —preguntó Jungkook, al notar su respiración entrecortada.

Seokjin no contestó. Sus hombros temblaban por el llanto, sus ojos enrojecidos y su rostro empapado de lágrimas. Jungkook suspiró, acercándose.

—¿Por qué estás llorando?

—¡Podrías estar muerto si hubiera llegado un segundo más tarde! —exclamó con una mezcla de miedo y furia—. ¿Quién demonios está detrás de todo esto?

Las personas que pasaban los miraban con curiosidad, pero Seokjin no se detuvo.

—Pensé que esto era algo que la policía resolvería, pero ahora entiendo que esto va más allá.

—No llores, por favor —dijo con un tono más bajo—. Me hace sentir mal.

Seokjin lo miró, sus ojos llenos de incredulidad.

—¿Cómo crees que me siento yo? ¡Me siento peor porque no he estado contigo cuando más me necesitabas! Aún así, sigues de pie, como si nada.

Jungkook suspiró, su voz cargada de culpa.

—Jin, me haces sentir culpable.

—¡Pues siéntete culpable! —gritó antes de abrazarlo con fuerza—. No quiero que te pase nada malo. Dime qué está pasando, por favor.

Jungkook se quedó rígido por un momento, pero finalmente suspiró, devolviéndole el abrazo y dándole unas palmadas en la espalda.

—Está bien, está bien. Pero no llores más.

Una leve sonrisa apareció en los labios de Jungkook.

—¡Es cierto! —dijo Seokjin de repente, separándose de golpe—. ¡Tienes esa herida en la cabeza! Debemos ir al hospital.

✧✦✧

Jimin llegó al hospital con el corazón en un puño. Sus pasos resonaban en los pasillos vacíos mientras la desesperación lo consumía. Apenas podía ver a través de las lágrimas que nublaban su vista, pero nada lo detendría. Todo lo que importaba era encontrar a Jungkook.

En la recepción, no pudo siquiera completar una frase.

—Jeon Jungkook... por favor... necesito verlo... —balbuceó, su voz rota mientras se apoyaba en el mostrador.

La enfermera lo miró con sorpresa, justo cuando Seokjin apareció detrás de él.

—Jimin, tranquilo —dijo Seokjin, colocando una mano firme en su hombro.

Jimin se giró hacia él, sus ojos llenos de lágrimas y desesperación.

—Dime que su herida no es grave.

Seokjin suspiró y le dedicó una sonrisa débil.

—No lo es. Está bien, te llevaré con él.

Jimin apenas escuchó las palabras. Lo único que quería era asegurarse con sus propios ojos.

Cuando llegó a la sala de urgencias, el corazón de Jimin dio un vuelco. Jungkook estaba sentado en la camilla, con una pequeña gasa en la parte trasera de la cabeza. Sus ojos verdes se alzaron al escuchar el ruido, y un destello de sorpresa brilló en ellos al ver a Jimin parado ahí, con el rostro empapado de lágrimas.

—¿Qué haces aquí? —murmuró Jungkook, su voz cansada pero suave.

Jimin no dijo nada. Avanzó con pasos apresurados hasta él, y antes de que Jungkook pudiera reaccionar, lo envolvió en un abrazo desesperado.

—Pensé que te perdería —susurró Jimin con la voz rota, hundiendo el rostro en el cuello de Jungkook—. Pensé que nunca volvería a verte.

Jungkook se quedó rígido por un momento, sorprendido por la intensidad del gesto, pero rápidamente relajó sus hombros y lo abrazó de vuelta, acariciando suavemente su cabello.

Jimin se separó ligeramente, lo justo para mirarlo a los ojos. Sus dedos temblaban mientras los deslizaba sobre la mejilla de Jungkook, como si necesitara asegurarse de que realmente estaba ahí.

—No puedo soportar la idea de que algo te pase. Y menos después de... —su voz se quebró al recordar la última vez que habían hablado—. Lo siento tanto. Por nuestra pelea, por alejarme de ti.

Jungkook negó con la cabeza, tomando la mano de Jimin entre las suyas.

—Yo también tengo la culpa. Fui egoísta al ocultarte lo que pasó. Pensé que al mantenerte al margen te protegería, pero solo te lastimé. Lo siento.

Jimin apretó su mano con fuerza, sus ojos llenos de determinación.

—Te amo Jungkook, no importa lo que pase, no dejaré que algo nos separe de nuevo.

Jungkook lo miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de amor y culpa, atrayéndolo de nuevo a sus brazos mientras un profundo suspiro escapaba de sus labios.

—Yo también te amo, Jimin. Más de lo que podría expresar.

✧✦✧

Más tarde, Jungkook, Jimin y Ayla habían vuelto al departamento, el ojiverde sabía que debía decirle todo a su esposo así que esperó a que la pequeña se durmiera y fuera colocada en su cuna.

Los dos se sentaron en el sofá pero luego de unos segundos Jungkook se levantó y comenzó a caminar por la sala con las manos entrelazadas detrás de la espalda.

Jimin lo observaba atentamente, aún con sus ojitos hinchados y la preocupación de hace ratos sintiéndose a lo lejos.

—Cuando me reuní con la detective Roseanne, ese día que nos encontramos en la estación, le dije que Hyuwon era el verdadero culpable detrás del envenenamiento. No tenía pruebas sólidas, pero la hoja que encontraste en el edificio de Lucius nos dio una ventaja.

Jimin abrió los ojos un poco más de lo normal, no tenía idea de que Jungkook sabía sobre esa hoja.

—Ahí se mencionaba un acuerdo entre Hyuwon y Lucius, pero le faltaba contexto. Entonces, decidimos usarla de manera estratégica.

Jungkook se detuvo y miró a su esposo directamente.

—El plan consistía en sembrar discordia entre Hyuwon y Lucius. Para eso, necesitábamos manipular la percepción de ambos sobre su relación. Roseanne y yo creamos una narrativa falsa: que Lucius me había atacado porque estaba molesto por haberlo enfrentado.

Jimin frunció el ceño, tratando de entender.

—¿Molesto, pero de qué forma podrías haberlo enfrentado? Tú no tienes ninguna relación con él.

Jungkook miró al suelo por unos segundos, Jimin todavía no sabía qué él había pagado su deuda con Lucius y no tenía intención de que lo supiera.

—Por eso fue una narrativa falsa. Primero, Roseanne le dijo a la prensa que tenía pruebas contra Lucius de que él estuvo detrás del envenenamiento. Esto lo logramos gracias a las grabaciones de la pastelería, ahí se logra ver a la chica que tú y Taehyung vieron en el edificio de Lucius.

—¿Sabías eso?

—Sabía que habías estado investigando por tu cuenta.

Jimin abrió los ojos con sorpresa.

—¿Lo sabías?

—Claro que lo sabía —respondió Jungkook con una leve sonrisa cansada.

—Entonces... todo este tiempo, ¿sabías que había querido ayudarte?

—Por supuesto que lo sabía. Y por eso no podía permitir que siguieras involucrándote.

Jimin lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de tristeza y comprensión.

—¿Por eso no me dijiste nada sobre la amenaza hacia Ayla, verdad?

Jungkook asintió de nuevo, su expresión suavizándose.

—Sí. Si te hubiera contado, habrías hecho cualquier cosa por protegerla, incluso ponerte en peligro. Y no podía permitir eso, Jimin. La única forma de mantenerlos a salvo era manteniéndote al margen.

Jimin dejó escapar un suspiro tembloroso.

—Entiendo porqué lo hiciste, Jungkook, pero... no puedo evitar sentirme inútil. Como si no pudiera protegerte ni a ti ni a Ayla.

Jungkook se arrodilló frente a él, tomando sus manos con suavidad.

—No eres inútil, Jimin. Me has ayudado más de lo que imaginas.

Jimin lo miró fijamente, dejando que las lágrimas cayeran sin resistencia.

—Nunca quise que soportaras esto solo.

—Y yo nunca quise hacerte sentir excluido —respondió Jungkook, apretando sus manos con más fuerza—. Pero ya estamos cerca del final. Hyuwon y Lucius están cayendo en su propia trampa, y cuando todo termine, podremos dejar esto atrás.

Jimin asintió lentamente, sintiendo cómo la carga en su pecho se aliviaba un poco.

—Bueno, sígueme contando.

Jungkook soltó una pequeña risa antes de asentir y continuar.

—Diríamos que la chica y Lucius eran cómplices y que la detective tenía pruebas que aún no podía revelar —continuó—. Hyuwon se sentiría seguro, creyendo que su plan estaba funcionando, que me manipulaba con facilidad y al mismo tiempo Lucius se quitaba de su camino, no sé exactamente qué negocios o tratos tienen, pero lo que es seguro es que Hyuwon por ningún motivo quiere que Lucius los revele. Así que Lucius comenzaría a sospechar que algo no cuadraba cuando la policía lo culpara.

Jungkook hizo una leve pausa.

—Sé que el hombre que intentó matarme en el apartamento, Hyuwon lo contrató. No es difícil deducirlo, sin embargo, la intención no era hacerlo.

—¿Cómo qué no?

—Sí hubiera querido matarme me hubiera arrojado cuando seguía inconsciente, pero en cambio esperó hasta que me despertara y hasta la policía llegó a tiempo para atrapar al sospechoso.

—¿Entonces quien hizo la llamada fue Hyuwon?

—Mi teoría es que Hyuwon quiere culpar a Lucius por eso, así que no me sorprendería que el tipo declare que Lucius lo contrató.

—Entonces, ¿Lucius ya sabrá que Hyuwon está detrás de eso?

Jungkook asintió lentamente.

—No creo que sea tonto. Es cuestión de tiempo para que conecte los puntos y se dé cuenta de que Hyuwon está usando a la policía para inculparlo. Cuando eso ocurra, Lucius no se quedará de brazos cruzados.

—¿Y qué hará? —preguntó Jimin, con un nudo en el estómago.

—Hará lo único que sabe hacer: atacar. Lucius intentará exponer a Hyuwon antes de que pueda incriminarlo por completo. Y Hyuwon, al ver que su plan comienza a derrumbarse, hará cualquier cosa para silenciar a Lucius.

Jimin cruzó los brazos, su rostro lleno de preocupación.

—Juntos planeamos todo para que ellos se destruyan mutuamente sin que tengamos que interferir directamente. Hyuwon no sospecha que ella y yo trabajamos juntos. De hecho, cree que Roseanne está siguiendo el rastro que él mismo manipuló.

Jimin dejó escapar un suspiro pesado.

—Todo esto es un plan para que esos dos se eliminen entre sí.

—Exacto —respondió Jungkook con firmeza—. Hyuwon cree que tiene todo bajo control, pero lo que no sabe es que Lucius al darse cuenta de su traición intentará vengarse y sacar toda la verdad a la luz. Y nosotros estaremos ahí para asegurarnos de que ambos caigan.

Jimin asimiló las palabras de Jungkook, entendiendo que todo esto era una jugada peligrosa, pero quizás la única manera de detener a Hyuwon de una vez por todas.

—¿Y si algo sale mal? —preguntó, con un tono de preocupación.

—Tendremos que ver qué pasa —respondió Jungkook, con una confianza casi fría—. Pero he pensado en cada detalle, y Roseanne también. Esto no es solo por nosotros, amor. Es por mi abuelo, por Ayla, por nuestra vida, por la paz que nos merecemos.

Jimin lo miró con un leve brillo de admiración en sus ojos, aunque su corazón seguía cargado de dudas.

—Entonces, ¿qué sigue ahora?

—Dejaremos que el plan siga su curso y que ellos se encarguen de sí mismos.

Jimin asintió lentamente.

—Gracias por confiar en mí y decirme todo esto —dijo el ojiazul antes de besar a su esposo y provocarle una sonrisa tierna.

✧✦✧

Lucius Santana estaba sentado detrás su escritorio y sostenía el teléfono contra su oreja mientras una voz nerviosa hablaba al otro lado de la línea.

Señor Santana. ¡La policía podría estar movilizándose hacia su edificio en cualquier momento!

—¿De qué hablas?

Jeon Jungkook sufrió un nuevo ataque hace un par de horas y la policía dice que fue usted.

Lucius, lejos de mostrarse preocupado, dejó escapar una risa baja y burlona.

—¿De verdad creen que soy tan descuidado como para atacar a Jeon y dejar rastros? —respondió con un tono casi divertido.

—Detuvieron al sospechoso, señor y este declaró que usted le había pagado una buena suma a cambio de matar al Ceo Jeon.

Mientras escuchaba con atención, Lucius se levantó de su silla, caminando hacia una pequeña barra donde sirvió un vaso de whisky.

Pero eso no es todo, descubrí que la policía tiene pruebas para vincularlo con el primer intento de asesinato, esto debido a que la chica sospechosa fue vista con usted y un testigo declaró verlos juntos, también este mismo testigo declaró en contra de sus sabuesos, no tengo idea de porqué se le está relacionando con este caso, pero ya han emitido una orden de arresto en su contra y una orden de cateo al edificio.

Lucius no respondió de inmediato, su mente atando los cabos y no tardó en deducir que ocurría detrás de aquellas acusaciones.

"Conque ese era tu plan, usarme como tu chivo expiatorio. Quieres que yo cargue con toda la culpa"

La diversión en su rostro se desvaneció, dejando paso a una expresión de fría determinación. Tomó un sorbo del whisky, luego continuó hablando.

—Escucha bien. Avisa a todos que nadie debe acercarse al edificio, ya que la policía lo tomará como su primer objetivo, y no quiero que ninguno de los nuestros sea atrapado. Esperen hasta nuevas órdenes.

—Entendido, señor. ¿Y usted qué hará?

Lucius sonrió, aunque su mirada era oscura.

—Yo tengo mis propios planes. No te preocupes por mí.

Cortó la llamada y dejó el vaso en la barra. Caminó nuevamente hacia su escritorio y de uno de los cajones sacó una carpeta gruesa de color negro, marcado con un sello antiguo, y lo abrió sobre la mesa.

Concentrado, comenzó a revisar las hojas, hasta que de repente se detuvo. Sus ojos se entrecerraron al notar un espacio vacío donde debería estar la primera página del contrato.

—No puede ser... —murmuró, sus dedos apretando los bordes del archivo—. ¿Dónde está?

El aire en la sala parecía volverse más denso mientras Lucius intentaba comprender cómo es que la página había desaparecido.

—¿La habré quitado y guardado en otra parte? —empezó a buscarla por todos lados sin embargo no había rastros de ella.

Finalmente se dio por vencido y se sentó con la carpeta en las manos, aunque la primera hoja no estaba las demás sí y eso era lo importante. Las esenciales seguía ahí, con un color amarillento que reflejaban el paso de los años.

De repente, un ruido sordo llegó desde el exterior, seguido de un murmullo extraño que parecía acercarse. Lucius levantó la cabeza, sus sentidos en alerta.

—¿Qué demonios...? —dijo en voz baja, cerrando el archivo con rapidez.

Apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de escuchar pasos pesados y rápidos en el pasillo. Giró hacia la puerta justo cuando varios hombres encapuchados irrumpieron en la sala, sus siluetas oscuras contrastando con la luz tenue del lugar.

Lucius frunció el ceño, su mandíbula apretada.

—Hyuwon... —susurró con desprecio, antes de adoptar una postura defensiva

✧✦✧

En su habitación de la mansión, Hyuwon estaba sentado en uno de los sofás con una copa de whisky en la mano y una sonrisa de satisfacción en su rostro. La noticia sobre que la policía ya estaba tras Lucius Santana le había llegado hace un par de horas, pero lo más importante era que ya se había encargo de él.

—Perfecto... todo está saliendo tal como lo planeé —murmuró para sí mismo, levantando la copa como si brindara con un público invisible—. En estos momentos debes estar muerto, pero lo mejor es que seguramente mis chicos ya encontraron esa carpeta.

Se levantó y caminó hacia la ventana.

—Lucius siempre fue un peón útil, pero ahora es más útil como culpable y con la boca cerrada permanentemente —rió suavemente, saboreando su triunfo—. Con él fuera del juego, ni mi padre ni Jungkook sabrán la verdad.

Bebió un poco del whisky, luego se puso a pensar en cómo continuaría con sus planes iniciales, con Lucius fuera podía concentrarse en Jungkook y en como destruirlo definitivamente.

La habitación solo estaba iluminada por las lámparas de las esquinas, y el silencio que se cernía se rompió cuando Lucius irrumpió en el lugar, su rostro una mezcla de furia y desesperación. Cerró la puerta con un estruendo, haciendo que Hyuwon, quien estaba perdido en sus pensamientos con el vaso en la mano, se girara sorprendido.

Antes de que Hyuwon pudiera pronunciar palabra, Lucius se acercó como un torbellino y lo agarró del cuello, empujándolo contra la pared con una fuerza brutal.

—¿¡Cómo pudiste traicionarme, Jeon!? —gruñó Lucius, apretando con tal fuerza que Hyuwon dejó caer el vaso al suelo, donde se hizo pedazos—. ¿Creíste que no me daría cuenta de que tú mandaste a esos hombres a matarme?, pero para tu mala suerte logré escapar a tiempo.

Hyuwon intentó liberarse, pero la fuerza de Lucius lo mantenía inmovilizado. Su rostro se puso rojo mientras luchaba por respirar.

—¡No... sé de qué hablas! —logró jadear.

—¿No sabes? —Lucius lo sacudió violentamente contra la pared, el sonido resonando en toda la estancia—. La policía tiene pruebas en mi contra, pruebas que claramente vinieron de ti. Eres el único que pudo testificar en mi contra.

Hyuwon negó con la cabeza desesperadamente, sus ojos brillando con algo que parecía ser miedo, pero también astucia.

—Te juro que no sé de qué hablas —dijo con dificultad.

Lucius lo soltó un poco, lo suficiente para que pudiera respirar, pero aún lo mantenía acorralado.

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